Chile cambia a grandes pasos y, como cualquier país en vías de desarrollo, necesita de un sistema educativo que dé las bases sobre las que se articulará el futuro. En este contexto, los docentes experimentan distancias culturales y barreras cognitivas cada vez mayores con sus estudiantes debido a que son representantes de expresiones diversas de una misma sociedad; en este marco, los educandos poseen habilidades distintas a las que el docente busca y valora, por lo que se hace necesario la incorporación de las TIC en la función docente como un medio que revitalice las metodologías educativas, a la par de generar nuevas instancias de diálogo entre educadores y educandos. Integrar las TIC al aula es un proceso pleno de cambios significativos en las prácticas pedagógicas, tanto para el docente como para los estudiantes, en donde la Tecnología debe dejar de ser un ente utilitario del sistema educativo, y transformarse en un medio que genere nuevos enfoques de los procesos pedagógicos, puesto que la sociedad contemporánea cuenta con medios tecnológicos cada vez más sofisticados.
Es por ello que integrar las TIC implica un grado de apropiación de dichas tecnologías, en donde no basta con que los docentes manejen la teoría en torno a las TIC, o que se desarrollen en una o dos herramientas de manera parcial, ya que solo serían una serie de medidas aisladas que no influirán de manera determinante en las metodologías utilizadas en el aula, limitándose solamente a una repetición con elementos adicionados nuevos, pero que no se diferencian realente de lo hecho hasta ese momento; integrar las TIC al proceso educativo implica que los docentes cambien sus prácticas pedagógicas valiéndose de las nuevas tecnologías, siendo necesario que reflexionen y planifiquen acerca de cómo van a integrar las TIC a su propia enseñanza y lo experimenten en los distintos contextos.
Integrar las TIC al desarrollo profesional de los docentes es dar uso más allá de lo meramente funcional a las nuevas tecnologías y verlas como un medio de acercamiento a la realidad contextual de los estudiantes, ayudando con esto a generar espacios de aprendizaje significativo, procurando instancias virtuales que potencien el trabajo colaborativo tanto dentro como fuera del aula. Para lograrlo, se requiere del esfuerzo individual y colectivo de todos aquellos que inciden en el proceso educativo, a la par de una actitud de reflexión personal en la forma de seleccionar, mejorar o elaborar los recursos en la utilización de éstas en su labor docente.
